El impacto que tienen las empresas a nivel social y económico es cada vez más patente. Y ese crecimiento impulsado por la empresa, puede desarrollarse desde una posición sostenible implicándose desde los servicios que ofrecen, así como desde los productos que generan. Así, desde la Responsabilidad Social corporativa, la empresa tomaría conciencia de este impacto para actuar de manera responsable tanto a nivel interno como externo.
En la actual sociedad, existe más exigencias a la hora de decidirse por colaborar como cliente con una empresa en particular. Hay mucha competencia en áreas productivas y hoy día el compromiso social de la empresa puede ser un factor muy importante que determine finalmente la confianza puesta en la misma.
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Valores sociales presentes
En la actualidad los valores sociales están muy presentes, y cada vez hay mayor concienciación con la sociedad que nos rodea y con las mejoras en las condiciones de vida. No son valores que operen con independencia, sino que su acción está interrelacionada y su puesta en práctica forja resultados.
Es por ello que la imagen de una empresa puede verse favorecida o no, en base a la implicación social que tenga. Ya que las personas partirán de la empatía que les provoque una empresa que dentro de su estrategia tenga implicación con la sociedad. A través de propuestas y de iniciativas que sean realizadas desde dentro de la empresa hacia el medio que le rodea. En pro de una colaboración y participación social activa como mejora del entorno, compartiendo, por tantos, valores. De esta manera, hay un lazo de unión entre el cliente y la empresa, una unión invisible basada en la confianza.
Las empresas asumen que la idea de ser partícipes socialmente a través de un compromiso. E incluirlo dentro de su estrategia empresarial les reporta grandes beneficios entre la competencia, pero no es tarea fácil. El término transversalidad encuentra sentido dentro de la puesta en marcha de este compromiso. Ya que dentro de la empresa debe ser un proyecto asumido por todas las personas y áreas integrantes de la misma y ser parte de la estrategia a poner en funcionamiento. Las líneas de actuación en ese sentido deben ir unidas al tipo de negocio o empresa.
En España, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, creó una estrategia en ese sentido. Para fomentar la competitividad económica, pero también para que esta economía que se generase fuese más integradora y sostenible. Desde aquí entendían a la empresa como un vehículo desde la que llevarlo a cabo, pero no considerando la Responsabilidad Social Corporativa como una herramienta de marketing, sino como una estrategia desde la que llevar a cabo acciones que repercutan positivamente en áreas como el respeto medioambiental, o de generación de empleo.
Directrices estrategia empresarial
Las empresas que decidan involucrarse en este proyecto de Responsabilidad Social Corporativa deben acogerse a las directrices o normas que rigen esta estrategia empresarial:
- Transparencia
- Rendición de cuentas
- Global y transversal
- Respeto a la normativa internacional de comportamiento
- Respeto a los derechos humanos
- Ética y coherencia.
- Respeto a los intereses de las partes interesadas.
- Respeto al principio de legalidad
La responsabilidad social a nivel interno trasciende desde una nueva forma de entender la gestión interna de la empresa, como base inicial para iniciar un proyecto de responsabilidad social externa. Desde este punto, sería una acción cuyo foco se localizaría en el área social, económica o medioambiental de la empresa. Así pues, las estrategias en el área medioambiental se basarían en acciones que tuviesen repercusión en el medio ambiente, como por ejemplo, crear los denominados “equipos verdes” en la empresa, que serían de carácter voluntario y que desempeñarían la labor de recepcionar las ideas de los trabajadores y que éstas se conviertan en proyectos de compromiso medioambiental. Por otra parte, la acción hacia el área social de la empresa se desarrollaría a través de un compromiso ligado al área de RRHH en diferentes áreas de acción como por ejemplo la conciliación laboral, compromiso salarial y de beneficios, respeto cultural, etc… El área económica sería otro de los espacios donde también tendría repercusión las buenas acciones de una empresa, de responsabilidad social de una organización, representado a través de la reducción de costes entre otras medidas.
Valores empresariales
Desde esta forma de entender la empresa, se abogan por valores que caracterizan a las empresas sostenibles y responsables con la sociedad que nos rodea. Sin dejar por ello de beneficiar a la empresa en cuanto a los beneficios cuantitativos y cualitativos. Trabajar desde la idea del beneficio común generará mejor climax de trabajo y por ende, crecerá la productividad.
El modelo sostenible aplicado a las diferentes áreas del negocio mejora el modelo productivo y en consecuencia los resultados obtenidos. El ambiente laboral, incrementará que los trabajadores se sientan felices y por lo tanto, sean trabajadores implicados con su empresa que quieran permanecer en ella como parte del proyecto e incentive a que otras personas aspiren a ser parte del mismo.
Compromiso ligado a un bien común
Así mismo, una empresa cuyo compromiso va ligado a un bien común en cualquiera de sus formas de compromiso social. Generará una mejor impresión frente a las empresas de la competencia. Incrementando el número de clientes que depositen su confianza en esa empresa en particular y no en otra. La imagen de la empresa cobra protagonismo y confianza entre sus consumidores. Una empresa comprometida con el entorno social, económico y medioambiental, adquiere una reputación basada en los valores. En aspectos intangibles pero que hoy día marcan la diferencia respecto de unas empresas a otras. Los posibles inversores que decidan apoyar a una empresa, se decidirán por empresas que estén reconocidas socialmente y valoradas al respecto, ya que tendrán también más opciones de financiación, solicitud de ayudas y, por ende, de expansión a nuevos mercados
Dentro de este proceso, hay diferentes presencias ligadas al proyecto a nivel interno y externos, son los denominados grupos de interés o stakeholders. Dentro de los grupos internos se incluirían a socios, personas con acciones en la empresa, directivos y trabajadores, y externos, donde incluiríamos a los proveedores de producto, a los clientes, a las otras empresas competidoras y a toda la comunidad.
Como ya dijimos en un principio la transversalidad está presente en los proyectos de responsabilidad social. De manera que en este caso, las relaciones entre los diferentes miembros de ambos niveles estarán enfocados a interrelacionarse, de manera que todos los agentes implicados salgan beneficiados.
En definitiva, podemos concluir que la responsabilidad social de las empresas, no debe ser una estrategia que responda a modas. Debe ser modelo de conducta empresarial que se estandarice al resto de empresas que aún no se han acogido a esta iniciativa. La responsabilidad debe asumirse como comportamiento ético. Como valor que permita a las empresas reflexionar sobre la repercusión de su actividad en los diferentes entornos sobre los que tiene impacto. Se trata de entender la magnitud de sus acciones en el mundo en el que vivimos y colaborar a la mejora del entorno para las generaciones futuras.